La Ley de Reciprocidad se cumple inexorablemente, creas en ella o no.
Si construyes serás construido. Si destruyes serás destruido.
Podría decirse que la energía que sale de cada uno de nosotros es un búmeran.
Si promueves la belleza tendrás belleza. Si promueves la salud tendrás salud. Si promueves la armonía tendrás armonía.
Lo que consideramos 'depresión' es tu propia energía, la que volcaste hacia los demás, regresando hacia ti.
La energía que emitimos puede no regresar inmediatamente. Esta energía va impactando por consecuencia de unos a otros y puede tardar un rato antes de que el pleno efecto de lo que hemos emitido vuelva a nosotros.
Los ciclos kármicos pueden durar meses, años, o incluso
más. El ciclo del karma de retorno puede ser tan largo que no se
reconozca su origen. El karma bueno, como las relaciones gratificantes, pueden
entonces ser interpretadas como “buena suerte”. El karma malo, como la
enfermedad o las experiencias dolorosas, pueden causar la reacción y
preguntarte “¿por qué yo?” aunque tú mismo, en algún punto de tu existencia,
has colocado esas energías en movimiento y ahora recoges su recompensa.
En algunos casos, los ciclos kármicos pueden ser
tan largos que incluso se extienden durante otras vidas, donde recogemos la
cosecha kármica de vidas pasadas en el presente. Esto conduce al concepto de
reencarnación.
Foto por Rafa http://www.micamara.es bajo licencia C.C.
Cueva de Blombos. Ciudad del Cabo. 100.000 años de antigüedad.
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